Rubia
Saturday, August 21, 2004
 
Nada peor
Los Roberts no tenían hijos. Ni enemigos, tampoco. Todos los querían. Amelia trabajaba para su marido. Era su secretaria. Tenían un solo auto e iban juntos a la oficina. La mañana que sucedió hacía calor. Muchísimo calor. De modo que deben de haberse sorprendido cuando fueron a buscar el auto y vieron que las ventanas estaban subidas. De todos modos, entraron en el auto por distintas puertas, y no bien estuvieron adentro, un montón de viboras de cascabel los picó. Inmediatamente. Encontramos nueve adentro de ese auto. A todas les habían inyectado anfetaminas. Estaban enloquecidas. Picaron a los Roberts en todas partes:en el cuello, en los brazos, orejas, mejillas, manos. Pobre gente. Tenían la cabeza inmensa, hinchada como un zapallo, aunque verde. Deben de haber muerto casi instantáneamente. Así espero. Es lo único que espero. (Truman Capote, "Feretros tallados a mano")

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